El pasado viernes, Texas se convirtió en el primero de los Estados Unidos en convertir en obligatoria la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) para las niñas de 11 y 12 años. La medida entrará en vigor en septiembre de 2008 y se ha adoptado mediante una executive order firmada por el gobernador Rich Perry, que ha obviado así un debate parlamentario que se preveía enconado.
La iniciativa ha pillado por sorpresa incluso a los demócratas, que habían presentado una proposición de ley con este mismo fin aún no debatida en la Cámara, informa el New York Times.
Los padres podrán rechazar la vacunación "por razones de conciencia, incluidas las creencias religiosas", aclara una nota emitida por la Oficina del Gobernador, quien ha declarado que “exigir a las jóvenes que se vacunen antes de entrar en contacto con el VPH es una cuestión de responsabilidad política que reducirá los casos de cáncer de cuello uterino y, con ellos, los costes asistenciales”.
El VPH, que afecta a 20 millones de estadounidenses y a una de cada cuatro personas de entre 15 y 24 años, es la enfermedad de transmisión sexual más común en el país. Texas es el segundo estado con mayor número de casos de cáncer cervical, que el año pasado provocó 400 muertes.
La vacuna, aprobada para edades entre los 9 y 26 años, se administra en tres dosis a lo largo de ocho meses y su eficacia se prolonga durante al menos cinco años. Su coste es de 360 dólares, según Curtis Allen, portavoz de los Centros para el Control y Prevención de la Enfermedad.
Aunque la nota oficial no contiene detalles económicos, se estima que para una población escolar de 170.000 chicas en sexto curso, el montante ascendería a 60 millones de dólares, cubiertos en la mayoría de los casos por el seguro sanitario.
La adopción de una executive order evita a los parlamentarios posicionarse respecto a una ley que toca una cuestión tan delicada en Estados Unidos como las prácticas sexuales de los adolescentes. De hecho, algunos padres han aducido que incluir el VPH en el calendario vacunal podría transmitir a los jóvenes el mensaje de que las prácticas sexuales a su edad son algo lícito o que la vacunación las convierte en seguras. Con todo, la reacción de los grupos conservadores y religiosos no ha sido sonora, dado que la norma permite a los padres oponerse a la vacunación.
Algunos analistas no han pasado por alto el hecho de que Mike Toomey, que hoy realiza tareas de lobby para Merck –fabricante de Gardasil, la vacuna contra el VPH- fue jefe de Gabinete de Perry entre 2002 y 2004. Robert Black, portavoz del gobernador, ha minimizado este tipo de comentarios: “La medida protege la salud humana; es lo que había que hacer”.
Raymond F. Kerins Jr., portavoz de Merck, ha preferido no comentar las actividades de Toomey y se ha limitado a declarar que “el objetivo de Merck es apoyar los esfuerzos para implementar políticas que aseguren que Gardasil se emplea para lo que fue diseñado: ayudar a reducir el impacto del cáncer de cervix”.
Más información:
· Texto íntegro de la noticia en The New York Times (requiere registro, gratuito)