viernes, 9 de febrero de 2007

La atención espiritual mejora la calidad de vida de los pacientes con cáncer avanzado


· Un estudio del 'Journal of Clinical Oncology' revela que el 72 por ciento de los pacientes considera que sus necesidades espirituales no resultan bien atendidas.

Las necesidades espirituales no están bien adecuadamente integradas en la asistencia a pacientes con cáncer avanzado, según revela un estudio dirigido por investigadores del Dana-Farber Cancer Institute y de la Facultad de Medicina de Harvard que mañana publicará el Journal of Clinical Oncology.

Los autores analizaron los datos obtenidos por un estudio multicéntrico denominado Coping With Cancer. De los 230 pacientes entrevistados, una amplia mayoría –el 88 por ciento- consideraba que la religión era al menos «algo importante». Sin embargo, casi la mitad declaró que sus necesidades espirituales no recibían una atención adecuada por parte de sus comunidades religiosas y el 72 por ciento consideró que el sistema sanitario las ignoraba.

El estudio muestra que el esmero en el abordaje de este aspecto se asocia con contundencia a una mejor calidad de vida, con independencia de otros factores que influyen en este aspecto.

Los autores sostienen que «la falta de reconocimiento hacia la componente espiritual de la enfermedad responde probablemente a las dudas –y al debate- sobre el papel de los hospitales en esta área. la separación entre medicina y religión que reina en la cultura de muchos centros y el temor a que los médicos impongan sus convicciones a los pacientes.

Sin embargo, sentado el papel que la fe puede jugar en cómo se afronta la enfermedad, la reticencia de los médicos a inmiscuirse en cuestiones religiosas puede privar a los pacientes de un ingrediente importante en la asistencia, afirma Tracy Balboni, residente del Programa de Radiología Oncológica de Harvard y autora principal del estudio. Esto no significa que los médicos deban convertirse en consejeros espirituales, «pero pueden participar en la atención espiritual detectando las necesidades del paciente y recabando la asistencia oportuna».

En este sentido, puede ser útil integrar en la historia clínica de los pacientes con enfermedad avanzada una historia espiritual, es decir, consignar el bagaje religioso del paciente y su evolución. «Es una manera de decir al paciente que tenemos en cuenta que la enfermedad puede tener una dimensión espiritual para él y probablemente le haga más fácil sacar a relucir este tema con su médico llegado el momento oportuno; además, puede dar pistas a los facultativos y a las enfermeras sobre aspectos de especial preocupación que puedan surgir», afirma Balboni.

Por otra parte, los pacientes que se declaraban personas religiosas eran más propensos a desear que se aplicasen cuantas medidas fuesen posibles para prolongar su vida, cuando más bien cabría esperar una aceptación serena de la evolución de la enfermedad como parte del designio divino. Los autores apuntan que esta postura puede deberse a que, «al entender que su situación está en manos de Dios, siempre es posible esperar un milagro. Las personas con fuertes convicciones religiosas también pueden dar a la vida un valor que se impone a los eventuales daños de un abordaje agresivo para prolongar la vida».

Más información:
- Journal of Clinical Oncology
- Dana-Farber Cancer Institute