viernes, 2 de marzo de 2007

Médicos sin Fronteras y Sanofi-Aventis lanzan un tratamiento de bajo coste contra la malaria

Médicos sin Fronteras y Sanofi-Aventis anunciaron ayer el lanzamiento de un tratamiento combinado de bajo coste contra la malaria en Africa, en lo que constituye una innovadora alianza entre una organización humanitaria médica y una compañía farmacéutica, informa The New York Times.

El fármaco, denominado ASAQ, es una combinación de artemisina y amodiaquina y costará menos de un dólar por ciclo de tratamiento para los adultos y menos de 50 centavos para los niños. Los adultos ingerirán dos píldoras al día durante tres días y los niños una presentación que pemite la ingesta de una sola durante tres jornadas.

En Africa, la malaria causa la muerte de 3.000 niños cada día, pero hasta ahora no existían fármacos combinados para niños de menos de 4 kg. de peso, y los disponibles exigen la toma de numerosas dosis diarias, hasta 24 píldoras en algunas versiones para adultos.

«Estamos ante una buena noticia», ha afirmado el doctor Arata Kochi, director del programa global contra la malaria de la Organización Mundial de la Salud, quien en reiteradas ocasiones había pedido que los laboratorios farmacéuticos dejasen de fabricar medicamentos basados únicamente en artemisina por el riesgo de que desarrollasen resistencias. «Se trata del tipo de perfil farmacológico que hemos estado defendiendo».

Sanofi-Aventis, la cuarta compañía farmacéutica del mundo, venderá el fármaco a precio de coste a organismo internacionales como la OMS, UNICEF y el Fondo Global para el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.

ASAQ es fruto de la colaboración emprendida por la Iniciativa sobre Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (IMEO) de Médicos sin Fronteras y la multinacional farmacéutica para desarrollar nuevos fármacos para enfermedades tropicales. Médicos sin Fronteras no ha ocultado nunca sus críticas a la industria farmacéutica por dedicar miles de millones a fármacos propios de los países desarrollados –como Viagra o Prozac- mientras apenas invertía en patologías que provocan la muerte de millones de personas en países en vías de desarrollo. Sin embargo, en 2003 fundó la IMEO con el fin de entablar acuerdo de colaboración en este ámbito. ASAQ es el primero que se ha convertido en resultados.

«Esta no ha sido una boda por amor, sino una boda con la cabeza», ha declarado Robert Sebbag, vicepresidente de Sanofi para el Acceso a Medicamentos. «Pero actuar con la cabeza es con frecuencia lo más importante para un matrimonio duradero. Les hemos demostrado que no somos esa gente odiosa que sólo busca beneficios y se olvida de los países pobres».

De hecho, y en un gesto poco cómun, Sanofi ha renunciado a registrar la patente del fármaco, de modo que podrá ser copiado por compañías de genéricos como las que operan en India. Los principios activos que conjuga el medicamento son demasiado antiguos como para acogerse a los derechos de patente, pero la combinación de ambos podría haber generado derechos de protección industrial.

Sanofi producirá también una versión de marca, denominada Coarsucam, para el mercado privado, que se venderá a un precio tres o cuatro veces superior al del público. Se distribuirá únicamente en Africa, Indonesia y Filipinas, no es Estados Unidos ni en Europa.

Otra de las medidas no convencionales adoptadas por Sanofi consiste en reunirse con las organizaciones de farmacéuticos de los países en vías de desarrollo para darles incentivos con el fin de que vendan Coarcusam a dos precios distintos: menos de un dólar para los pacientes pobres y entre 3 y 4 dólares a los que gozan de más recursos. La multinacional dejará en manos de cada farmacéutico la estimación de qué pacientes viven por debajo del nivel mínimo de ingresos, cuyo umbral se sitúa en los 40 dólares mensuales.

De hecho, la firma ya ha probado este sistema en seis países Africanos en los que vendía la versión anterior de esta combinación de fármacos mediante píldoras separadas de cada uno incluidas en el mismo blíster. «El sistema no es perfecto, pero más o menos la mitad de los medicamentos dispensados se vendieron al precio privado: no hemos visto, por tanto, que el mercado público canibalice al privado», ha afirmado Sebbag.

Ninguna de las dos versiones del fármaco proporciona beneficios representativos al laboratorio, pero una de las razones de ofertarlo a bajo precio incluso para su modalidad más cara es evitar las copias adulteradas, a las que en el caso de la malaria se atribuyen unas 200.000 muertes anuales.

ASAQ no sustituirá a Coartem, un fármaco contra la malaria desarrollado por Novartis, que lo ofrece a bajo precio a la OMS desde el año 2001. Coartem combina otra forma de artemisina con lumefantrina y en Africa Oriental funciona mejor que ASAQ porque en esa zona es común la resistencia a la amodiaquina. «Pero ASAQ es mucho más fácil de usar», sostiene el doctor Bernard Pecoul, director de la IMEO, «y es casi la mitad de barato». Novartis ha estado vendiendo Coartem a los organismos públicos de salud a un precio de 3 dólares por ciclo de tratamiento para adultos, pero lo ha bajado a 1,70 dólares a raíz de que algunas compañías con sede en la India anunciasen el desarrollo de genéricos de este fármaco. «Es la reacción en cadena que provoca la competencia del mercado: exactamente lo que queríamos», ha señalado Pecoul.

Más información:

- Noticia íntegra en The New York Times